jueves, 4 de julio de 2013

Forjando mí destino.

Hablar del destino es como decir “no sé, que venga lo que deba venir, yo me conformo” y personalmente considero que eso está mal. Hay cosas que son inevitables, que van a suceder, y hay cosas que cada uno hace que sucedan.

Respecto a las coas inevitables, de todas maneras cualquier persona puede reducir o aumentar la posibilidad de que dichos acontecimientos. Sé que cualquier día me puedo chocar de la manera más pendeja, pero sé que el nivel de responsabilidad que tenga mientras conduzco puede reducir esos percances. Sé que tarde o temprano he de morir, pero como me cuide modificaran el momento y la forma en que lo haga.

Por otro lado hay cosas que uno hace que sucedan, si yo riego gasolina en un sillón y luego le prendo fuego, no puedo decir que era el destino que el sillón se dañara… yo lo cause…

La razón por la cual escribo este textito es para decirme a mí mismo, al mundo, y a quien quiera leer, que se den cuenta que la mayor parte del destino no está escrita en ninguna parte, es lo que uno hace el día a día. ¿Quieren estar con la persona que aman? HAGANLO, ¿Hay algo que no les gusta en su vida? CAMBIENLO, ¿Tienen problemas en sus casas? SOLUCIONENLOS.

Como decía mi madre: De nada sirve preocuparse, ocúpense.

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